jueves, 17 de marzo de 2011

Memorias de un hombre de palo

En una calle de Toledo hay una placa que reza "Por esta calle paseaba el autómata de madera construido por el relojero de Carlos V, Juanelo Turriano, ante el asombro y la perplejidad de la muchedumbre" Todos los Toledanos, del más mísero raterillo, borracho o meretriz al más rico y ostentoso caballero pasando por peregrinos y ambulantes, conocían al autómata y lo reconocían bajo el nombre del "Hombre de Palo", un Fraile de Palo al que su creador llamaba Don Antonio y que , como autómata que era, se paseaba por las calles del Toledo imperial pidiendo limosna para su arruinado creador quien para muchos era el Leonardo Da Vinci de la corte Española, en aquellos tiempos en los que en territorio Español no se ponía el sol, momentos de máxima agitación política, intelectual y religiosa, en el epicentro del imperio que con mano de hierro dominaba el mundo, propios y extraños se sorprendían, incluso los más echaos pa´lante se asustaban al ver a aquel artificio caminar, lo que muy pocos sabían y ni los más creativos acertaban a adivinar es que tras ese fraile bonachón que pedía para comer había una trágica historia, tan trágica como bonita.

¿Os preguntareis por qué el Lerdo habla de esta historia? porque aparte de ser un romántico que se emociona con estas historias a caballo entre la épica y la locura, es una historia con la que me siento identificado, en demasiadas ocasiones me he sentido como un muñeco de palo que vaga sin rumbo, sin razón, sin motivo y sin alma ni corazón por las calles sin más objetivo ya que sobrevivir ya que mi verdadero cometido ha sido pisado una y otra vez por fuerzas que se escapan a la razón.

Y es que, lo creáis o no, el fraile de madera con forma humana fue un encargo del Emperador Carlos V a Juanelo Turriano, su relojero y matemático mayor además de un avanzado a su época, sin embargo los objetivos de dicho Autómata distaban mucho de lo que termino siendo, iba a ser el guerrero invencible, un vigilante que nunca se dormiría, un arma con la cual traer la paz al mundo, sin embargo, el Emperador murió y su hijo Felipe II más ocupado por crear un reino católico que en crear un imperio vanguardista desecho la idea y el antaño guerrero de rostro fiero que arcabuz en la diestra y saeta en la siniestra que haría retroceder a ejércitos enteros al verle venir con su cómico pero imparable avance y que incluso podría asestar algún saetazo a los valientes que osasen enfrentarles tuvo que ser reconvertido en una mendigo que vagaba por las calles con cara sonriente y hacia una reverencia cada vez que recibía la voluntad de los siempre sorprendidos vecinos toledanos para el bueno de Juanelo.

De poder sentir algo ¿Qué habría sentido el pobre Don Antonio, como Juanelo lo llamaba, al saberse el artilugio más avanzado en siglos que sin embargo iba a tener que dedicarse a mendigar para que su brillante creador tuviera que comer? creo que sería lo mismo que siente la gente cuando cree, sabe que es capaz y es consciente de que nunca podrá realizar algo por el simple hecho de que vive en un sistema donde los valores que son importantes realmente son continuamente sustituidos por otros tremendamente superficiales y pasajeros.

Yo sigo sin resignarme a vivir como un hombre de palo, ya resignado, buscando lo que se supone que hay que hacer, quiero ser Don Antonio, la versión que tiene personalidad que busca hacer algo diferente, que lucha contra la tiranía de lo preestablecido, quiero morir por la causa de tener mi propio camino, no quiero seguir los caminos trazados por arrogantes que ostentan el poder, quiero ser dueño de mi destino, como dice la canción de Queen “I want to break Free”.

Esta actualización va dedicada a un gran amigo y lector llamado Marcos Blanco, por sus incontables horas de reflexiones, ideas e intercambios de filosofías, otro "hombre de palo" que no se resigna y aun lucha por la supervivencia de su naturaleza y autenticidad en un mundo donde cada vez es todo más inmutable.

No hay comentarios: